martes, 11 de septiembre de 2012

Maestros se quedan esperando a niños de Nueva Jerusalén

Seis profesores llegaron a las aulas improvisadas en la comunidad de La Injertada, pero los estudiantes no arribaron al lugar; el gobierno del estado informó de manera oficial que el ciclo escolar inició con la asistencia de un niño.

Este martes, de nueva cuenta no fue posible iniciar el ciclo escolar en la Nueva Jerusalén, como había anunciado el secretario de Gobierno, Jesús Reyna García, la semana pasada.
Ayer, el encargado de la política interna deMichoacán sostuvo una reunión hasta altas horas de la noche en casa de gobierno con autoridades del sector educativo en la que se determinó que no existen aún condiciones para empezar las clases en las aulas provisionales de la comunidad vecina de La Injertada.
La noche del lunes cayó de nueva cuenta un fuerte aguacero en esta zona, que inundó el camino de la Nueva Jerusalén a la Injertada.
En la escuela José María Morelos, de dicha localidad, se presentaron a laborar de manera normal los seis profesores que atendían regularmente a los alumnos del plantel Vicente Guerrero, pero nuevamente, como el lunes pasado, se quedaron a la espera de los estudiantes.
Al respecto, el gobierno del estado difundió de manera oficial que el ciclo escolar inició con la asistencia del niño Santiago Ocampo de la Paz, que presuntamente es alumno de la escuela Vicente Guerrero, del segundo año de primaria.
No obstante, el vocero de los padres de familia de la Nueva Jerusalén, Hermenegildo Zeferino, desmintió el hecho y señaló que el niño Ocampo es de la comunidad vecina de "Caballo Muerto" y que ya asistía desde otros ciclos pasados a la escuela José María Morelos de La Injertada.
El gobierno michoacano señaló que es probable que mañana miércoles se traslade una comitiva de autoridades del gobierno y del sector educativo para seguir dialogando con los padres de familia de la Nueva Jerusalén e intentar iniciar el ciclo escolar 2012-2013.
A las 8:15 de la mañana, llegó el único estudiante de la Nueva Jerusalén a tomar clases.

"Quiero aprender a leer para ayudar y dar clase", dijo Santiago Ocampo, estudiante de 7 años.

Santiago, salió de casa desde temprano, caminó durante media hora por el monte, cruzó un arroyo y llegó con los pies y pantalones mojados, hasta las aulas móviles construidas en la comunidad de La Injertada.

"Me desperté a las 5, y luego me vine por la barranca con mis primos. Brinqué el agua y me caí adentro del agua y luego me vine mojado", comentó Santiago Ocampo.

Al llegar lo recibieron los maestros. Después tomó clases.

A 20 días de que inició el ciclo escolar, de los más de 200 niños que debería acudir a tomar clases, sólo apareció uno, y no pertenece a la comunidad de la Nueva Jerusalén.

"Nosotros estamos en la mejor disposición de hacer nuestro trabajo de hacer la mejor manera. Sea uno o sean 10 los que vengan, con ellos tenemos que trabajar", señaló Nicolás Martínez, maestro.

Los maestros esperaron durante varias horas, pero la falta de acuerdos entre los padres de familia y las autoridades estatales, provocaron que únicamente un aula estuviera ocupada y 8 más permanecieron vacías.

"Nosotros vamos ahorita a organizarnos con los profes, necesitamos ver que la idea que nosotros teníamos la idea de que llegarían el grueso del alumnado para formar los grupos como van a quedar", comentó Armando Munguía, maestro.

"Nosotros estamos aquí desde el día de ayer presentes, los alumnos no se han presentado, nosotros estamos cumpliendo, tenemos la responsabilidad de trabajar, no sé hasta dónde va a llegar esta situación pero nosotros aquí estamos", mencionó Yocelin Becerril, maestra.

Aunque las aulas están listas, los maestros denunciaron que no están garantizadas las condiciones para que los niños reciban una buena educación.

"Las instalaciones obviamente no están como nosotros las esperábamos. El día de ayer nosotros estuvimos asistiendo por ahí como a las 12 del día, parecía un horno y no había niños, hora, que estén los niños el calor va a estar intenso", señaló Nicolás Martínez, maestro.

Los padres de familia reiteraron que sus hijos no asistirán a esta escuela por temor a que los niños caigan al arroyo y demandaron construir un centro educativo en su localidad y castigar a las personas que destruyeron la escuela el pasado 6 de julio. 

"Nosotros estamos pidiendo de que se aplique la ley, se sancione a los responsables y más que nada se sancione porque es un delito federal", dijo Oscar Montero Arreola, representante de padres de familia.

Las autoridades continúan dialogando con los padres de familia; sin embargo, todavía no hay un acuerdo ni una fecha de cuando lo niños regresarán a clases.

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